En esta oportunidad me dirijo a todas aquellas personas que de alguna manera tienen alguna relación con un curso de idiomas, sea porque participen como profesores, estudiantes, coordinadores, etc. Este artículo no tiene por objeto ofender a nadie, por el contrario, mi intención es la de hacer algunas críticas constructivas para que los cursos se desenvuelvan en un mejor ambiente y redunde en mejores resultados para los estudiantes, profesores, coordinadores, etc. Termino con una serie de recomendaciones que considero pertinentes, pero éstas no deben ser tomadas como la norma, porque puede ser que las ideas que voy a exponer sean totalmente erróneas y deba ser yo quien deba cambiar.
Las observaciones que hago nacen principalmente de cuatro módulos de un curso de francés que tomé en 2009. Tenía muchas expectativas, sobre todo porque es una institución de la cual siempre había recibido buenos comentarios, pero desde el primer módulo me di cuenta de una falla: El avance de la clase se dejaba en el libro de “teoría”, llamado método y no en el instructor. Si bien es cierto que este tipo de libros está diseñado por pedagogos y/o por personas que tienen una alta formación en enseñanza de lenguas extranjeras, son ellos mismos quienes dicen en el prólogo de los libros que publican, un mensaje muy importante parecido a “este libro debe ser utilizado con flexibilidad, constituir una ayuda, un instrumento de trabajo por el profesor quien queda como el maestro del juego”. Adicionalmente los métodos muestran una información muy limitada respecto al tema que está bajo estudio y no permiten un análisis de las excepciones, que en el caso del francés están a la orden del día.
La segunda falla que observé fue que los instructores no preparaban la información que debían dar en las sesiones de clase. Esto puede ser debido a que como el método guiaba la clase, los instructores no consideraban necesario estudiar o repasar los puntos clave del contenido programático. Resultado: Ante una pregunta que se salía de la información mostrada en el método pero que al mismo tiempo tenía relación con el tema bajo estudio las respuestas eran de poca calidad. Esto se evidenciaba fácilmente al momento de estudiar los pronombres y al estudiar el passé – composé, tiempo equivalente al pasado participio en español. A veces los temas que parecen simples no lo son, y es mejor darse cuenta de eso antes de la clase que durante ella.
La segunda falla que observé fue que los instructores no preparaban la información que debían dar en las sesiones de clase. Esto puede ser debido a que como el método guiaba la clase, los instructores no consideraban necesario estudiar o repasar los puntos clave del contenido programático. Resultado: Ante una pregunta que se salía de la información mostrada en el método pero que al mismo tiempo tenía relación con el tema bajo estudio las respuestas eran de poca calidad. Esto se evidenciaba fácilmente al momento de estudiar los pronombres y al estudiar el passé – composé, tiempo equivalente al pasado participio en español. A veces los temas que parecen simples no lo son, y es mejor darse cuenta de eso antes de la clase que durante ella.
Las dos fallas que acabo de exponer salieron en una conversación que tuve con alguien, quién fue estudiante en la misma institución. Me comentó como eran las cosas antes, y debo decir que en los cuatro niveles que hice, yo no vi ni la décima parte de lo que escuché. Una de las cosas que le dije a esta persona fue que yo no consideraba que los instructores que he tenido tengan las competencias necesarias para dar clases, a lo que me replicó argumentando que los estudiantes que daban clases son en su mayoría estudiantes de Idiomas Modernos y ellos reciben una sólida formación, no sólo en cuanto a la lengua, sino también a la historia, geografía, economía y otros aspectos de los países francófonos. Pero el único detalle es que yo no estaba evaluando las competencias de los instructores como estudiantes, sino las competencias de los instructores como facilitadores de información.
La última crítica está asociada con la falta de motivación en la búsqueda activa de información. Las reglas gramaticales de cada idioma son numerosas y creo prácticamente imposible enseñarlas durante el horario de clases. Sin embargo este problema se podría mitigar motivando a los estudiantes a buscar la información por nosotros mismos, motivándonos a contrastar ideas sobre un mismo sujeto. Sin embargo, hacemos lo que podemos y es por eso que algunas veces formulamos las preguntas difíciles a las cuales hice referencia en el tercer párrafo.
Para mejorar las competencias de enseñanza de los instructores, quienes son los directores de orquesta dentro del aula de clases, propongo algunas recomendaciones. La primera es que los instructores participen en los clubes de conversación en francés, nuevamente con la finalidad de ver como se desenvuelve cada sesión y no para mejorar la producción / comprensión oral, aunque esto último no estaría de más. Observen como el moderador anima a los participantes a que expongan sus ideas, cómo se lleva el hilo de la conversación, cómo y cuándo se improvisa, qué hacer en esos momentos muertos cuando nadie habla y queda más de media hora para que se acabe la sesión. Esto es recomendable sobre todo para los instructores de los niveles que demandan mayor exigencia: Los conversacionales.
También es recomendable asistir a otras clases en calidad de oyente, no con la finalidad de aprender el contenido programático de esa otra clase, sino más bien con el objeto de ver otras dinámicas, otros grupos de estudiantes con un instructor diferente y ver como es la interacción entre ellos. Actualmente tengo la oportunidad de entrar como oyente en una clase de francés y puedo decir el nivel de exigencia es superior al que yo tuve en mi curso, el grupo de estudiantes toma más riesgos al momento de expresarse y los resultados se ven claramente. Tengo que agregar que en este curso es donde conocí a una PROFESORA de francés.
En este curso que está próximo a terminarse, la profesora asignó como tarea asistir a un foro en español sobre el caso del Sr. Franklin Brito, para luego hacer un ensayo sobre como los derechos de ese señor fueron violados, a partir de la información recopilada en el foro y otra que se puede conseguir en Internet y en bibliotecas. Esta actividad me pareció exigente en el sentido de que fue necesario redactar un artículo en una lengua extranjera de un hecho real, estando éste relacionado con los Derechos del Hombre, un tema donde la lengua e historia francesa tienen mucha participación.
Tengo que agregar que escribir un ensayo no es tarea fácil independientemente del idioma, puesto que hay que estar pendiente de conservar el hilo del texto, es decir, el orden de las ideas. Al escribir en una lengua extranjera, se presenta la dificultad adicional de emplear un vocabulario acorde al nivel de estudio que en este caso se trata de estudiantes próximos a terminar su formación universitaria. En consecuencia, es necesario usar diccionarios, y la profesora ha previsto esta situación desde el principio al recomendar el uso de un diccionario monolingüe en francés. Un diccionario de sinónimos no cae mal, pero conseguir uno en Venezuela depende de dos factores: Conseguir un buen diccionario de sinónimos o conseguir los euros para poder comprarlo por Internet.
La última crítica está asociada con la falta de motivación en la búsqueda activa de información. Las reglas gramaticales de cada idioma son numerosas y creo prácticamente imposible enseñarlas durante el horario de clases. Sin embargo este problema se podría mitigar motivando a los estudiantes a buscar la información por nosotros mismos, motivándonos a contrastar ideas sobre un mismo sujeto. Sin embargo, hacemos lo que podemos y es por eso que algunas veces formulamos las preguntas difíciles a las cuales hice referencia en el tercer párrafo.
Para mejorar las competencias de enseñanza de los instructores, quienes son los directores de orquesta dentro del aula de clases, propongo algunas recomendaciones. La primera es que los instructores participen en los clubes de conversación en francés, nuevamente con la finalidad de ver como se desenvuelve cada sesión y no para mejorar la producción / comprensión oral, aunque esto último no estaría de más. Observen como el moderador anima a los participantes a que expongan sus ideas, cómo se lleva el hilo de la conversación, cómo y cuándo se improvisa, qué hacer en esos momentos muertos cuando nadie habla y queda más de media hora para que se acabe la sesión. Esto es recomendable sobre todo para los instructores de los niveles que demandan mayor exigencia: Los conversacionales.
También es recomendable asistir a otras clases en calidad de oyente, no con la finalidad de aprender el contenido programático de esa otra clase, sino más bien con el objeto de ver otras dinámicas, otros grupos de estudiantes con un instructor diferente y ver como es la interacción entre ellos. Actualmente tengo la oportunidad de entrar como oyente en una clase de francés y puedo decir el nivel de exigencia es superior al que yo tuve en mi curso, el grupo de estudiantes toma más riesgos al momento de expresarse y los resultados se ven claramente. Tengo que agregar que en este curso es donde conocí a una PROFESORA de francés.
En este curso que está próximo a terminarse, la profesora asignó como tarea asistir a un foro en español sobre el caso del Sr. Franklin Brito, para luego hacer un ensayo sobre como los derechos de ese señor fueron violados, a partir de la información recopilada en el foro y otra que se puede conseguir en Internet y en bibliotecas. Esta actividad me pareció exigente en el sentido de que fue necesario redactar un artículo en una lengua extranjera de un hecho real, estando éste relacionado con los Derechos del Hombre, un tema donde la lengua e historia francesa tienen mucha participación.
Tengo que agregar que escribir un ensayo no es tarea fácil independientemente del idioma, puesto que hay que estar pendiente de conservar el hilo del texto, es decir, el orden de las ideas. Al escribir en una lengua extranjera, se presenta la dificultad adicional de emplear un vocabulario acorde al nivel de estudio que en este caso se trata de estudiantes próximos a terminar su formación universitaria. En consecuencia, es necesario usar diccionarios, y la profesora ha previsto esta situación desde el principio al recomendar el uso de un diccionario monolingüe en francés. Un diccionario de sinónimos no cae mal, pero conseguir uno en Venezuela depende de dos factores: Conseguir un buen diccionario de sinónimos o conseguir los euros para poder comprarlo por Internet.
Internet también ofrece otros recursos además de poder comprar libros. Son muchos los sitios dedicados al estudio de esta lengua muy variados. Se pueden conseguir diccionarios monolingües, bilingües, de sinónimos, conjugadores, ejercicios de preparación para los exámenes de suficiencia de la lengua, noticieros, emisiones de radio de temas variados, artículos de enciclopedia, páginas de instituciones y academias francesas, periódicos que muestran la realidad del día a día, etc. Sin embargo, hay que estar pendiente que no todas las páginas escritas en francés están bien hechas y es por eso que hay que ser un lector atento para poder identificar errores y evitar cometerlos en el futuro.
Para concluir, tengo que decir que enseñar no es lo mismo que aprender. Espero que las críticas que he mencionado sean consideradas como constructivas y que las recomendaciones que hago sirvan para que los instructores de hoy se conviertan en los profesores del mañana. No se debe dejar la responsabilidad el avance de la clase en manos del método, son los instructores quienes deben tenerla. Nosotros los estudiantes queremos aprender y es por eso que hacemos los cursos y les hacemos las preguntas difíciles.
Gustavo.
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